La Mañana Es Cómplice. [Esta frase a rondado por mi cabeza los últimos dos meses y acto seguido he continuado el relato de diversas maneras, que ya para este momento, para esta mañana, tales palabras se han esfumado, como la tibia espuma se desvanece tímida sobre la ola estrecha al partir nuevamente mar adentro].La mañana es cómplice, y amo comenzar de ésta manera; se me ocurren tantas cosas que temo arruinar el comienzo con un sarta de disparates. Es, en otras palabras, la mejor aliada de mi insomnio, de mi vida noctámbula, de mi yo absurdo y latente. Es la reina, la dama seductora, la culpable. Es la sutil testigo de mis escritos, y aún no comprendo por que espero hasta este momento exacto para escribir. El jovial aire que trasciende los minutos, fresco de por si, me obliga a cubrirme con la manta, que simula ser la arena llena de nostalgia. Mientras las aves piden a gritos o mas bien a cantos que el día comience, mientras la claridad temprana me invade, mientras la mañana observa y mientras rutinariamente (fatalmente) todo pasa, pienso en esta tarde (la que se viene) y en la muerte de las horas, en lo trágico del tiempo, del olvido.Pienso que le voy a decir a las 16:20 horas, cuando me pregunte: - ¿Psicómo estás?. Pienso, y ésta es la pregunta abrumadora, la pregunta que nos vuelve locos, que nos mantiene latentes: - ¿Duermo ahora y sigo alimentando el insomnio? Retóricamente contesta en silencio.Pienso, mientras lentamente me acomodo entre las telas de la cama; y con una leve y mesurada sonrisa, susurro: -...La Mañana es Cómplice...
Usted, Transeúnte, Aquí No Encontrará Absolutamente Nada. Sepa que en Este Sitio Residen únicamente Mis Palabras, Mis Escritos. Aquí únicamente me Encuentro Yo, es decir, Nadie.
miércoles, 26 de octubre de 2011
Cómplice.
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